sábado, 6 de junio de 2009

Génesis de los mulatos



Y Yelidá estaba inerme entre los trapos
con su torpeza jugosa de raíz de sueño
pero empezó a crecer con lentitud de espiga
negra un día sí y otro no
blanca los otros.


(Yelidá, de Tomás Hernández Franco)


De blanco y negro, inexplicable engendro,
sublime, cuando quiere o enamora,
insaciable en sus iras como el tigre,
apacible en su amor como paloma.


(La Mulata, de Francisco Muñoz del Monte)


1


Entonces los mulatos hicimos el mundo a nuestra semejanza:
Hicimos de azúcar parda las noches de luna llena,
llenamos de piel, de nuestra verdadera piel, los hondos ríos,
fabricamos con soles tiznados los ojos de nuestras mozas,
pusimos azucenas y claveles en sus labios y en sus bocas,
con tierra, con tierra de cacaotales centenarios,
con tierra prieta y virgen, olorosa a sueños, hicimos sus carnes,
con hebras perfumadas de raíces de pachulíes adornamos sus
/sexos
y de auyamas insomnes poblamos las colinas de sus senos;
con pringues de bija y leche hicimos los ombligos de nuestras
/mozas
ah... no quedaron robles firmes cuando construimos sus muslos,
y con olivares lejanos y flamboyanes de África
con aceite de cocos y misterio de selvas
hicimos nuestros rostros, el esplendor moreno de los rostros.



2


Cuando lo mulatos hicimos el mundo a nuestra semejanza
mezclamos al día y a la noche en un mortero de sueños,
machacamos al día y a la noche, día y noche majamos
y así hicimos los cuerpos del color de Yelidá.
Con la más límpida materia del día hicimos las almas
y con materia fresca de lunas llenas, los cuerpos.


3


Cuando los mulatos hicimos el mundo a nuestra semejanza
dijimos primero: Sea el ron. Y fue el ron
y vimos que era bueno, y bebimos.
Dijimos después, sea el ron como una culebra de fuego
y fue el ron como una culebra de fuego para el amor
y fue la noche del amor mulato como el ron, alucinante,
y fue la noche del amor de los mulatos como el ron, ardiente,
y dijimos entonces, sea la noche del amor mulato
y fue la hembra mulata como una culebra de fuego
y fue el macho mulato como un caimán insaciable y sensual.
Y cuando vimos que la noche del amor de los mulatos era buena,
dijimos, sea la noche del amor de los mulatos terrible y agotadora.


4


Cuando los mulatos hicimos el mundo a nuestra semejanza
Decidimos que debíamos bendecir al sexo.
Dijimos: Sea el sexo de la hembra mulata como la noche,
/insaciable,
sea el sexo de la hembra mulata como la noche de bija y leche
y mane esencias de claveles y azucenas bajo la uva de su ombligo.
Y así fue el sexo de la hembra mulata: substancioso.
Y dijimos: bendito sea el sexo de la hembra mulata
porque es incansable, insaciable e insondable
como la noche de bija y leche bajo la uva de su ombligo.
Y dijimos entonces, de él baje la gloria física como fiebre eterna
y fue bendito bajo las noches de bija y leche.


5


Cuando los mulatos hicimos el mundo a nuestra semejanza
y vimos que era bueno y deseable, dijimos:
que la carne del mulato queme la carne blanca bajo las noches,
que sea sol en las noches sobre la mañana en sábanas de la mujer
/ blanca
y dijimos: ame el mulato la piel blanca entregada y sea su señor,
en ella se enseñoree como rey en la noche, como rey en el día
y sea así sobre la piel sin color, sobre la piel sin pigmento
y que sea ají, pimienta y sudor, calor y fuego sobre la hembra
/blanca.
Dijimos: ame el blanco a la hembra mulata,
encuentre en ella un misterio interminable y sea su esclavo:
por ella robe, mate y pierda el sueño y las fuerzas.


6


Cuando los mulatos hicimos el mundo a nuestra semejanza
dijimos, por cuanto de la hembra negra nos viene la astucia de
/amar,
y del macho negro trajimos la fuerza y la sabiduría para amar,
sea el mulato dulce sobre la piel nocturna y exista la armonía
y las islas de los cocoteros duerman sobre el continente de los
/negros
por cuanto son bellos y puros, ingenuos y exaltados.
Y así todo fue hecho, como nosotros dijimos y quisimos,
al conjuro de tambores y violines, atabales y flautas,
porque sólo el mulato que es materia diurna y nocturna, piel de
/Yelidá,
puede ser señor y dirimir conflictos entre el negro-negro
y el blanco-blanco, porque nosotros, los mulatos, su fruto somos,
su engendro somos en verdad, y en verdad sea dicho:
somos la mezcla perfecta y duradera. Dioses somos.
Por eso hicimos los mulatos el mundo a nuestra semejanza.

1973.

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